Borges

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges: nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899  y murió en Ginebra el 14 de junio de 1986, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX.
Reconocido por el medio literario tardíamente a pesar de estar escribiendo desde su más tierna edad, no desdijo nada de su sabia pluma. Medio siglo de ceguera congénita fue la contradicción de su destino, “Yo siempre me había imaginado el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”, y tampoco impidió que continuara aprendiendo nuevos idiomas y siguiera escribiendo con pasión.
La perfección de su lenguaje, la belleza de su poesía, su delicado lirismo, la sobriedad de su prosa, sus ficciones originales, hacen de él un autor universal que hace honor a la lengua española.  Sus narrativas no son convencionales, alteran el tiempo y el espacio creando mundos alternativos llenos de símbolos profundos y concisos. Borges logra un equilibrio total entre lo sencillo y lo extraordinario “lo natural que nos resulta raro y lo extraño que nos es familiar
No escribió novelas, quizás por lo que afirmó en el prólogo de Ficciones: “desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en 500 páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos”


Algunas de sus palabras:

·  He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz

·  Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón

·  Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mi me enorgullecen las que he leído

·  La duda es uno de los nombres de la inteligencia

·  La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene

·  Las tiranías fomentan la estupidez

·  Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística
·  Si de algo soy rico es de perplejidades y no de certezas

·  Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído

·  El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto

·  Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato puedo ser también enemigo de mis opiniones

·  Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece

·  La paternidad y los espejos son abominables porque multiplican el número de los hombres

·  He firmado tantos ejemplares de mis libros que el día que me muera va a tener un gran valor uno que no lleve mi firma

·  Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica

·  Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos

·  Que cada hombre construya su propia catedral ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?

·  Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno

·  Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La Divina Comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente

·  La Historia Universal es la de un solo hombre

·  No sé hasta qué punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto está trabajando con el idioma, que es una tradición

·  ¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad

·  Dicen que soy un gran escritor. Agradezco esa curiosa opinión, pero no la comparto. El día de mañana algunos lúcidos la refutarán fácilmente y me tildarán de impostor o chapucero o de ambas cosas a la vez

·  Antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo

·  No he cultivado mi fama que será efímera